Una entrañable tarde de domingo en otoño.

Cuando hacíamos las rutas, una de las cosas que más nos gustaba era el contacto con la gente, gente desconocida que, normalmente, siempre te sorprendía para bien. El domingo pasado y después de unos años, volvimos a vivir esa experiencia junto a Verónica, Carmen, Sergio y Álvaro.

Llegaron a nuestras vidas a través del blog, y a través de él y de e-mails para allá y para acá nos hicimos amigos y conocimos nuestros mútuos proyectos de futuro y, el domingo pasado, decidimos "ponernos cara" como se suele decir.

Vinieron a visitarnos, a conocernos a nosotros, a nuestra finca, a nuestos animales, a que les contáramos cosas. Bueno, se puede decir que fueron nuestros primeros "clientes-amigos" sin tener todavía ni siquiera comenzada la casa. Y ¡que clientes!, probablemente los mejores que se puedan encontrar para un alojamiento rural.

Disfrutamos muchísimo y aunque ellos no se dieran cuenta, su visita supuso un gran empuje para seguir con nuestro proyecto, ya que nadie sabe lo valiosa que es para nosotros la opinión de alguien que ve las cosas desde fuera y sobre todo, cuando ves que tus ideas son compartidas por otros que tienen la misma filosofía que tú de lo que, en realidad, debe llamarse "turismo rural" y eso te hace pensar que, a lo mejor, vas por buen camino.

Por supuesto que les deseamos que tengan suerte en el futuro y que puedan ver cumplidos sus sueños cuanto antes. Cuantos más seamos mejor y, sobre todo, cuantos más seamos como ellos, mejor que mejor.